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EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA. FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA

La Luz de la Pascua


15 Abril 2018

Lucas (24,35-48)Evangelio según san Lucas (24,35-48)

 En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
Palabra del Señor

Lo mismo que nos sabe a nueva una persona y -¡de qué manera!- el día en que comenzamos a quererla, porque empezamos a verla con los ojos del corazón, así es la Pascua. Solo cuando aceptamos que Jesús ha resucitado entonces empezamos a comprender cosas que antes, por más que Jesús las explicaba, no acababan sus discípulos de entenderlas: El porqué de la Cruz y de la muerte, el sentido de la parábolas, el porqué de algunas actitudes del maestro....
Jesús nos invita a dar el salto desde lo que vemos y sentimos hasta lo que decimos, imaginamos, recomponemos, y suponemos. Jesús nos extiende la mano desde esta otra orilla en la que Él se encuentra. No sabemos qué apariencia de cuerpo habrá tomado. De algún modo semejante a la de antes, para que puedan reconocerlo, pero con una dosis también de diferencia y de misterio para ir potenciando en ellos una nueva manera de verlo: con los ojos del corazón, con la luz nueva de la fe. Aunque deja pistas suficientes, para que los suyos comprenda que es el mismo de antes “soy yo en persona“: el pez asado, las llagas, el tono de su voz deja al mismo tiempo que asomen datos nuevos, indicios suficientes para que se vayan haciendo a la idea de que su modo de estar entre ellos va a ser, a partir de ahora,diverso.
Es demasiado grande lo que ha pasado en estos días, no nos cabe tanta luz en nuestra mente y en nuestro corazón, rompe todos nuestros esquemas pero es necesario que la vida nueva de Jesús vaya tomando cuerpo en nuestra nueva manera de vivir, que se vaya traduciendo poco a poco en obras nuestras.
Jesús nos abre el entendimiento como lo hizo a sus discípulos para comprendamos las Escrituras y así poder ver toda nuestra vida bajo esta luz de la Pascua que nos aleja de las sombras del miedo y de la muerte y nos da la paz del que siente en lo más profundo de su corazón la presencia del Señor resucitado. Solo así se irá haciendo más legible para tantos que, fuera todavía, aguardan su turno para creer.
¡Buen domingo!

¡Paz y Bien!


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