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EVANGELIO Y REFLEXIÓN DIARIA. FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA

Piedad del pecador


29 Marzo 2014

 San Lucas 18,9-14. 

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:

"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. 

En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado". 

 

Dos hombres suben al templo para orar. Sin duda, es en la oración donde, al fin, el corazón queda al desnudo. En su modo de orar se revela su modo de vivir y sus relaciones con Dios y con los demás. Ambos, en la oración dicen la verdad de su existencia.

Al orar el fariseo se hace el CENTRO y Dios solo está para reconocer su rectitud y para constatar sus esfuerzos y méritos. Dios ya no es la fuente de su salvación. 

Por su parte, el publicano se da cuenta de su indignidad y mira a Dios que puede salvarlo. Cree en Dios y reconoce su propia miseria. 

El fariseo se esfuerza en evitar el pecado, hacer sacrificios y cumplir las normas y está tan satisfecho de ello, que Dios sólo le tiene que hacer justicia, le basta con que sea justo. Y para colmo, su justicia le hace ser juez y juez despiadado que llega a mirar a los demás con desprecio: 'yo no soy como ese'.

En cambio, el publicano, necesita de Dios su ternura y perdón. Sólo cuenta, como los pobres, con Dios, pues no tiene nada más para defenderse. Consciente de su pecado, ni levanta la cabeza, se golpea el pecho y llama a la puerta de la misericordia y se le abre.

Tu ya has sentido el privilegio del publicano, de saber hasta qué punto puede Dios ser misericordia? O te basta con que Dios sea justo? 

!Paz y Bien!


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